En la mente de algunos adolescentes (y algunos adultos), las palabras «Mamá, papá, soy gay» pueden sonar mucho como «Mamá, papá, soy un asesino en masa». La idea de salir del armario puede ser tan desalentadora que muchos jóvenes lesbianas, gays, bisexuales o transgénero (LGBT) simplemente la evitan. Eso puede resultar en un desempeño escolar deficiente, aislamiento, ansiedad, depresión, uso de drogas y otros comportamientos autodestructivos.

En resumen, «quedarse en casa» a menudo es perjudicial para la salud física y mental de un niño.

Como padre, desea establecer un espacio seguro para que su hijo revele su orientación sexual. Como padre, desea reaccionar exactamente de la manera correcta.

Como padre, eso puede ser algo extremadamente difícil de hacer.

Algunos lo hacen bien desde el principio; otros necesitan encontrar su camino a través de sentimientos encontrados para lograr la aceptación y el apoyo que cualquier niño necesita para prosperar.

Aquí, algunas sugerencias que pueden ayudarlo a navegar el viaje. Su primer paso cuando su hijo le habla es quizás el más importante: escuche lo que dice ese niño.